Me
quedé por unos minutos pensando en todo lo que yo había hecho mal para
perderla, pero el cambio de horario y el cansancio hicieron que me durmiera
mucho antes de lo que había pensado. A las doce de la tarde mi celular me
despertó, era una llamada de mi amigo Junsu.
-¡Yoochun-ah! ¿Dónde estás?- se escuchó al otro lado del
celular aquella voz sin igual.
-Ah… Junsu es una larga
historia…- no quería explicar el motivo de mi viaje y menos contar mi
derrota.
-Sí sé que estas en
California-
-Ah como veo Jae ya te lo
contó-
-Mm si... y...- se dio una
pausa- ¿ella está contigo ahora?- al preguntar bajo su nivel de la voz
pensando que ella podría estar a mi lado.
-No, Junsu... no está acá ni
en la ciudad-
-Entonces… ¿Puedo pasar?- preguntó
entusiasmado. Siempre note que a Junsu nunca le gusto la presencia de Charly
pero aun así nunca me lo dijo.
-¡Junsu!
¿Dónde …- mis palabras se interrumpieron al escuchar el timbre sonar.
Al
abrir la puerta me di cuenta que si era realidad, él estaba sonriéndome desde
la puerta con sus brazos extendidos con intensión de abrazarme.
-¡Sorpresa!-exclamó
con una gran sonrisa que yo tampoco pude negar.
-¡Junsu!-
lo abrace con mucha fuerza y alegría. Sabía que Junsu se encontraba en los
Estados Unidos por temas de promoción pero nunca me imaginé que se aparecería
por mi hogar- ¿Por qué llegaste acá?-
-Supe que vendrías y pensé que
sería entretenido pasar unos días cerca de la playa-
-Junsu ¿Tu sabes lo que realmente
paso?- no quería arruinar su felicidad pero él debía saber que yo no me
encontraba muy bien.
-¿Ah? no entiendo....-pregunto
arqueando sus cejas y ladeando su cabeza hacia un lado.
-Charly está en Corea, nunca
volvió aquí- extendí mi mano hacia el interior del departamento que se
encontraba igual que hace unos meses- pasa, ¿ves? No hay nadie-
-Oh Yoochun…- entró dando pasos
lentos e inseguros mirando para todos los lados verificando lo que yo le había
dicho-no sabes cuánto lo siento…-
-No importa Junsu, ya que estas
acá podríamos ir a la playa como quieres- sonreí intentando olvidarme de todo, quizás
unas pequeñas vacaciones con Junsu cambiarían mi ánimo-
-¡Sí!-
contestó extendiendo sus brazos mientras me daba una sonrisa infantil.
Aquella
tarde con Junsu fuimos a la playa. No puedo negar que tuve unos gratos momentos
con aquel amigo que apareció para apagar mis penas. Jugamos como dos peces en
el agua, mejor dicho, como dos delfines en el agua. Nos reímos y jugamos con
unos niños que se encontraban en el lugar. Era chistoso ver como Junsu
intentaba comunicarse con ellos a cualquier modo pero ellos aun así no le
entendían. Funcione como traductor de aquellos niños que se acercaron a
nosotros con la sola intención de que le ayudáramos a hacer un castillo de
arena con Junsu. Él reía y disfrutaba como los demás niños mientras yo igual
los ayudaba en su nueva “construcción”.
-¡Listo! ¡Mira Yoochun está listo
mi castillo!- gritó Junsu al terminar su castillo, no era perfecto pero podía
tener el nombre de castillo de arena.
-Oh Junsu te quedo perfecto-debía
alagarlo. Si yo hubiera hecho uno por mí mismo ni una torre hubiera tenido.
-En esta torre vivirá Leo, Bakira
y Tigger y en esta otra torre vivirá el príncipe Junsu con...-exclamó Junsu
mientras trataba de ponerle en la punta de la torre unas banderas hechas de
algas.
-¡¿Con quién vivirás?!- con una
actitud infantil lo interrumpí.
-Mmm –un pequeño rubor se posó en
sus mejillas ya doradas por el sol- y… la persona que amo...- sonrío mientras
arreglaba los últimos detalles de aquella torre donde según él vivirá.
-¿Yo tendría el privilegio de saber
quién es la persona que ama el príncipe Junsu?-
-¡No!-
-¡Ya
Junsu dime!- le regale un puchero a modo que me contara su secreto.
-No,
porque solo eres un súbdito y no puedes saber secretos reales ajaja-río. No
seguí intentando saber quién era aquella persona, eran asuntos de Junsu y sabía
que no se sentía cómodo contando sus amoríos.
Después
de aquella tarde en la playa me di cuenta que hace mucho tiempo no me había
divertido de ese modo ya que muchas veces con Charlotte me privaba de muchas
cosas. Con ella trataba de ser maduro, varonil y caballero, demostrándole que
podía ser el mejor hombre para ella.
Al
día siguiente cuando ya estaba recuperado del cansancio del día anterior,
aparecieron en mí las ansias de beber. Yo sabía que a Junsu no le gustaba ese
tipo de cosas, pero él era la única persona que me acompañaba en ese momento y
le prometí que si me acompañaba yo luego lo acompañaría a cualquier lugar de
California que él quisiera y así fue como en la noche aparecimos los dos en un
club que solía frecuentar con Charlotte.
El
club estaba lleno, alcohol y lindas señoritas por doquier. Sabía que debía
compórtame y beber lo necesario para no hacerle ningún problema a Junsu pero la
ausencia de ella en mi vida fue más fuerte y caí nuevamente en los brazos del
alcohol.
Con
cada cerveza que abría Junsu me miraba con sus ojos entrecerrados y no me
hablaba por un rato. A veces yo miraba para otro lado y él escondía mi cerveza
en sus piernas. Cuando me daba cuenta que ya no estaba la cerveza, le decía que
si no me la devolvía debería el doble de lo que él me había quitado. Entre
reclamos y pucheros Junsu me devolvía mi cerveza haciéndome prometer que yo
demoraría en ir a buscar otra más.
Cerca
de las 3 de la madrugada, Junsu me pidió que lo acompañara al baño, yo sabía
que él se sentía un poco incómodo en un país con un idioma que no sabía y yo
debía acompañarlo pero aun con muchas intensiones que hubiera tenido de
acompañarlo el alcohol ya se había apoderado de mi cuerpo. Con gran esfuerzo me
levante del asiento y al segundo paso ya estaba a tropezones. Por mi seguridad
y la suya, Junsu prefirió ir solo.
Mientras
Junsu no estaba a mi lado, bebí todo lo que me había privado en la noche. Me
olvide de todo y caí nuevamente ebrio en los brazos de una nueva mujer que se
acercó y se sentó a mi lado al verme solo.
Al
volver del baño, Junsu me vio con la chica y no queriendo molestarnos se sentó
en un sillón cercano al nuestro, y como un águila vigilaba todos y cada uno de
mis pasos. A los minutos unos jóvenes se le acercaron y no demoraron en
conversarle pero aun así Junsu no despegaba sus ojos en nosotros. La chica era atractiva y tenía
algo que me llamaba mucho la atención. Por su forma de hablar y de acercarse a
mí, pensé que quizás esa noche llegaría acompañado al departamento.
Al
ver que yo ya estaba seduciendo a la chica, Junsu, quien aún reía los jóvenes,
fue a mi rescate.
-¡Yoochun! ¡Ya es hora que no
vayamos de aquí! - enojado me extendió su mano.
-Junsu déjanos solos con esta
linda señorita - ignorándolo me di vuelta y seguí conversando con la joven.
-Yoochun ¡Vámonos! - insistió
tomándome de la chaqueta.
-¡No
quiero! - al gritarle tan brusco Junsu me miró fijamente y sin decir nada más se marchó
del lugar. En aquel momento me di cuenta que estaba rompiendo mi promesa de
portarme bien y no provocarle ningún problema.
Como
un caballero me despedí de la chica, aunque a ella no le gustó que la dejara.
Corrí como pude hacia la salida del local. Entre tropezones y choques con otras
personas llegue finalmente a la puerta y ahí estaba Junsu tomando su celular
seguramente para llamar a algún taxi.
-Junsu-ah perdóname-
-No
digas nada y vayámonos-
Nunca había visto a Junsu tan enojado. Era toda mi culpa porque había roto mi
compromiso y comprendía que no me dirigiera la palabra en todo el camino a mi
hogar.
Aquella
fue unas de las pocas cosas que recuerdo de aquella noche, en verdad creo me
excedí bastante. La imagen de ella y el dolor de su partida hicieron que
bebiera más de la cuenta para tratar tontamente de olvidarla.
Al
despertar en la mañana Junsu dormía plácidamente a mi lado, lo más seguro es
que se había quedado toda la noche cuidándome de las tontas cosas que puedo hacer.
Hasta aquella vez nunca me había dado el tiempo para contemplar el rostro de
Junsu por mucho tiempo y menos nunca me había dado cuenta cuan hermoso es. Su
pureza es demostrada en cada centímetro de su piel blanca. Mientras dormía él
hacia ruidos cuando respiraba profundamente, eran chistosos y parecía que
estuviera ronroneando.
Tratando
de no despertarlo me levanté de la cama y partí a tomar una ducha. Al salir del
baño me encontré con Junsu, quien estaba sentado en el centro de la sala con
los brazos cruzados.
-¡Yoochun debemos hablar!- exclamó
apuntándome haciéndome sentir peor de lo que ya estaba.
-Susu si lo sé… - contesté
agachando mi cabeza, sabía que mi comportamiento en la noche anterior no había
sido el mejor- pero no me retes tanto - le di un puchero para que me perdonara
de algún modo.
-¡Park Yoochun! sabes que fue lo
peor, aquella mujer que estabas tratando de seducir, era una conocida ladrona
¿te imaginas después te saca todo tu dinero?-
-Oh Junsu de verdad lo siento gracias por haberme sacado de ahí -
Aquella
noche, Junsu me salvo, si él no se hubiera dado cuenta quizás en qué
condiciones yo hubiera despertado y donde. Sabía que me había puesto en peligro
y también a Junsu. De modo de reponer lo ocurrido serví desayuno para ambos
pero solo un gracias recibí por aquello. Junsu seguía enojado conmigo y yo
debía hacer algo para remediarlo.
A
la hora de almuerzo ya se le habia pasado un poco el enojo así que le propuse
que diéramos una vuelta por la ciudad cual obviamente no negó. Él venía de
vacaciones y yo debía llevarlo donde quisiera.
No
le dije nuestro destino hasta cuando ya habíamos llegado al lugar. Era un
parque acuático, que no era malo visitar en un día tan caluroso como aquel.
Junsu, como todo un niño entusiasmado, quería recorrer todo el lugar y conocer
todos los animales que podían haber, yo estaba agradecido que ya se le había
pasado el enojo. Con los Peces, las focas, osos polares se volvió loco, los
acariciaba y les hablaba muy emocionado, pero el que más le llamo la atención
fue un delfín, que por coincidencia se llamaba Micky.
-¡Chunnie bañémonos con el
delfín!- sugirió cuando ya se estaba quitando los zapatos para meterse a la
piscina.
-Junsu mmm no quiero…-respondí
desanimado.
-Pero Chunnie te aseguro que será
divertido- me rogo juntando sus manos- ¡Por favor…!.
-Ya
ok Su- caí en sus tiernas redes nuevamente.
Con
solo meter un pie en la piscina, Junsu ya estaba empezando un guerra de agua en
contra mía, cual respondí de igual forma lanzándole incluso mucha más agua.
Junsu no tardó muchos minutos en jugar con Micky y ambos trataban de
comunicarse entre ellos haciendo sus sonidos característicos. Junsu se sujetaba
de la aleta de Micky y este lo llevaba por todos lados. Junsu insistía que yo
también jugara con Micky pero yo me rehusaba, ya había cumplido con meterme a la
piscina. Mientras yo estaba reposando en una esquina de la piscina, el delfín
se me acercó un poco tímido y comenzó a chocar tiernamente su nariz con mi
pierna.
-¡¿Ves
Chunnie?! él también quiere jugar contigo - gritó Junsu del otro extremo de la
piscina.
No
me pude resistir a gesto del delfín y nació en mí que le acariciara su cabeza,
metí mi cuerpo por completo en el agua y me sujete de su aleta. En segundos ya
me estaba llevando por toda la piscina para finalmente detenerse al lado de
Junsu.
-¿Ves
Chunnie? él solo quería que jugáramos los tres juntos- exclamó Junsu mientras
tomaba con ambas manos la cabeza del delfín y chocaba sus narices de la forma
más tierna que podía existir.
Luego
de aquello jugamos toda la tarde con nuestro nuevo amigo Micky. El sol, el
agua, Junsu y Micky hicieron mi tarde inolvidable. Micky se puso muy triste al
ver nos que íbamos pero le prometimos que volveríamos a visitarlo.
Dos
semanas se hicieron cortas entre todas las cosas que hicimos. Trate de hacer
que aquellas vacaciones fueran las mejores que haya vivido Junsu y de paso
tratar de olvidar a Charly, quien aún solía aparecerse en mi mente. El
penúltimo día en California había llegado y no teníamos nada planeado.
-Junsu-ah ¿Qué quieres hacer hoy
día?-pregunté sin tener nada en mente.
-Mmm, déjame pensar…-Junsu miró
hacia el cielo y solo sonrío.
-Tienes 3 segundos para responder
3…2…1 ¡tiempo!
-Quiero
dar una caminata por cualquier parte-
La
tarde estaba perfecta para una caminata, no hacía calor y la fresca brisa hacia
que nuestros cabellos se revolotearan para todos lados. Vestidos sin mucho
glamour y lo más normal comenzamos caminar por un parque rodeado de árboles y
las hojas que se iban cayendo mostraban que el otoño luego llegaría.
-Junsu gracias por estar conmigo-
dije de repente, cambiando por completo el tema de conversación que teníamos
anteriormente.
-De nada Yoochun, para eso
estamos los amigos. Tu sabes que siempre estaré cuando me necesites y que eres
muy importante para mí-
-Y tú también para mí-dije
mientras lo abrazaba por el hombro.
-Y aunque te enojes contigo, me
odies y me digas las cosas más malas del mundo aun seguiré ahí para ti-siguió
tomando mi mano que colgaba del su hombro.
-¿Y porque soportaras todo eso?-
-Porque
soy así, perdonare a todo quien me haga daño y a cambio le daré más amor. Hay
no razón porque odiarnos… -
Los dichos de Junsu me hicieron pensar de otra la manera la vida. Su humildad y amistad cuando más lo necesitaba cambiaron algo en mí y ganas de sonreírle al mundo me sobraban. Tenía razón con todo lo que decía pero aun yo no podía comprender como podía ser siempre tan feliz y dar amor. No es que sea pesimista, pero era obvio que Junsu debía tener alguna pena que ocultaba mostrándose siempre feliz.
Los dichos de Junsu me hicieron pensar de otra la manera la vida. Su humildad y amistad cuando más lo necesitaba cambiaron algo en mí y ganas de sonreírle al mundo me sobraban. Tenía razón con todo lo que decía pero aun yo no podía comprender como podía ser siempre tan feliz y dar amor. No es que sea pesimista, pero era obvio que Junsu debía tener alguna pena que ocultaba mostrándose siempre feliz.
Estuvimos prácticamente dos semanas enteras entre playas, restaurantes y canchas de football. No puedo negar que tuve unos maravillosos días y porque no decirlo, unas estupendas vacaciones con él. Él intentaba sacarme una sonrisa cada vez que mi rostro se entristecía al recordarla y por no estar con ella. Mi amistad con Junsu creció mucho más en dos semanas que en los más de 10 años que llevamos conociéndonos.
Hasta ese momento nunca me había dado cuenta del peso de nuestra amistad. Nunca había considerado a Junsu como esencial en mi vida, pero ahora estaba siendo un pilar importante y él estaba siendo necesario para mi bienestar. La compañía de Junsu me hacía olvidar en gran parte mi sufrimiento y por una extraña razón ya estaba comenzando por olvidar a Charlotte.
Continuará.....
No hay comentarios:
Publicar un comentario