domingo, 28 de diciembre de 2014

You´re my Miracle - Capítulo 2: I´ll be there


Me quedé por unos minutos pensando en todo lo que yo había hecho mal para perderla, pero el cambio de horario y el cansancio hicieron que me durmiera mucho antes de lo que había pensado. A las doce de la tarde mi celular me despertó, era una llamada de mi amigo Junsu.

-¡Yoochun-ah! ¿Dónde estás?- se escuchó al otro lado del celular aquella voz sin igual.

-Ah… Junsu es una larga historia…- no quería explicar el motivo de mi viaje y menos contar mi derrota.

-Sí sé que estas en California-

-Ah como veo Jae ya te lo contó-

-Mm si... y...- se dio una pausa- ¿ella está contigo ahora?- al preguntar bajo su nivel de la voz pensando que ella podría estar a mi lado.

-No, Junsu... no está acá ni en la ciudad-

-Entonces… ¿Puedo pasar?- preguntó entusiasmado. Siempre note que a Junsu nunca le gusto la presencia de Charly pero aun así nunca me lo dijo.

-¡Junsu! ¿Dónde …- mis palabras se interrumpieron al escuchar el timbre sonar.


Al abrir la puerta me di cuenta que si era realidad, él estaba sonriéndome desde la puerta con sus brazos extendidos con intensión de abrazarme.

-¡Sorpresa!-exclamó con una gran sonrisa que yo tampoco pude negar.

-¡Junsu!- lo abrace con mucha fuerza y alegría. Sabía que Junsu se encontraba en los Estados Unidos por temas de promoción pero nunca me imaginé que se aparecería por mi hogar- ¿Por qué llegaste acá?-

-Supe que vendrías y pensé que sería entretenido pasar unos días cerca de la playa-

-Junsu ¿Tu sabes lo que realmente paso?- no quería arruinar su felicidad pero él debía saber que yo no me encontraba muy bien.

-¿Ah? no entiendo....-pregunto arqueando sus cejas y ladeando su cabeza hacia un lado.

-Charly está en Corea, nunca volvió aquí- extendí mi mano hacia el interior del departamento que se encontraba igual que hace unos meses- pasa, ¿ves? No hay nadie-

-Oh Yoochun…- entró dando pasos lentos e inseguros mirando para todos los lados verificando lo que yo le había dicho-no sabes cuánto lo siento…-

-No importa Junsu, ya que estas acá podríamos ir a la playa como quieres- sonreí intentando olvidarme de todo, quizás unas pequeñas vacaciones con Junsu cambiarían mi ánimo-

-¡Sí!- contestó extendiendo sus brazos mientras me daba una sonrisa infantil.

Aquella tarde con Junsu fuimos a la playa. No puedo negar que tuve unos gratos momentos con aquel amigo que apareció para apagar mis penas. Jugamos como dos peces en el agua, mejor dicho, como dos delfines en el agua. Nos reímos y jugamos con unos niños que se encontraban en el lugar. Era chistoso ver como Junsu intentaba comunicarse con ellos a cualquier modo pero ellos aun así no le entendían. Funcione como traductor de aquellos niños que se acercaron a nosotros con la sola intención de que le ayudáramos a hacer un castillo de arena con Junsu. Él reía y disfrutaba como los demás niños mientras yo igual los ayudaba en su nueva “construcción”.

-¡Listo! ¡Mira Yoochun está listo mi castillo!- gritó Junsu al terminar su castillo, no era perfecto pero podía tener el nombre de castillo de arena.

-Oh Junsu te quedo perfecto-debía alagarlo. Si yo hubiera hecho uno por mí mismo ni una torre hubiera tenido.

-En esta torre vivirá Leo, Bakira y Tigger y en esta otra torre vivirá el príncipe Junsu con...-exclamó Junsu mientras trataba de ponerle en la punta de la torre unas banderas hechas de algas.

-¡¿Con quién vivirás?!- con una actitud infantil lo interrumpí.

-Mmm –un pequeño rubor se posó en sus mejillas ya doradas por el sol- y… la persona que amo...- sonrío mientras arreglaba los últimos detalles de aquella torre donde según él vivirá.

-¿Yo tendría el privilegio de saber quién es la persona que ama el príncipe Junsu?-

-¡No!-

-¡Ya Junsu dime!- le regale un puchero a modo que me contara su secreto.
  
-No, porque solo eres un súbdito y no puedes saber secretos reales ajaja-río. No seguí intentando saber quién era aquella persona, eran asuntos de Junsu y sabía que no se sentía cómodo contando sus amoríos.

Después de aquella tarde en la playa me di cuenta que hace mucho tiempo no me había divertido de ese modo ya que muchas veces con Charlotte me privaba de muchas cosas. Con ella trataba de ser maduro, varonil y caballero, demostrándole que podía ser el mejor hombre para ella.

Al día siguiente cuando ya estaba recuperado del cansancio del día anterior, aparecieron en mí las ansias de beber. Yo sabía que a Junsu no le gustaba ese tipo de cosas, pero él era la única persona que me acompañaba en ese momento y le prometí que si me acompañaba yo luego lo acompañaría a cualquier lugar de California que él quisiera y así fue como en la noche aparecimos los dos en un club que solía frecuentar con Charlotte.

El club estaba lleno, alcohol y lindas señoritas por doquier. Sabía que debía compórtame y beber lo necesario para no hacerle ningún problema a Junsu pero la ausencia de ella en mi vida fue más fuerte y caí nuevamente en los brazos del alcohol.

Con cada cerveza que abría Junsu me miraba con sus ojos entrecerrados y no me hablaba por un rato. A veces yo miraba para otro lado y él escondía mi cerveza en sus piernas. Cuando me daba cuenta que ya no estaba la cerveza, le decía que si no me la devolvía debería el doble de lo que él me había quitado. Entre reclamos y pucheros Junsu me devolvía mi cerveza haciéndome prometer que yo demoraría en ir a buscar otra más.

Cerca de las 3 de la madrugada, Junsu me pidió que lo acompañara al baño, yo sabía que él se sentía un poco incómodo en un país con un idioma que no sabía y yo debía acompañarlo pero aun con muchas intensiones que hubiera tenido de acompañarlo el alcohol ya se había apoderado de mi cuerpo. Con gran esfuerzo me levante del asiento y al segundo paso ya estaba a tropezones. Por mi seguridad y la suya, Junsu prefirió ir solo.

Mientras Junsu no estaba a mi lado, bebí todo lo que me había privado en la noche. Me olvide de todo y caí nuevamente ebrio en los brazos de una nueva mujer que se acercó y se sentó a mi lado al verme solo.

Al volver del baño, Junsu me vio con la chica y no queriendo molestarnos se sentó en un sillón cercano al nuestro, y como un águila vigilaba todos y cada uno de mis pasos. A los minutos unos jóvenes se le acercaron y no demoraron en conversarle pero aun así Junsu no despegaba sus ojos en nosotros. La chica era atractiva y tenía algo que me llamaba mucho la atención. Por su forma de hablar y de acercarse a mí, pensé que quizás esa noche llegaría acompañado al departamento.

Al ver que yo ya estaba seduciendo a la chica, Junsu, quien aún reía los jóvenes, fue a mi rescate.

-¡Yoochun! ¡Ya es hora que no vayamos de aquí! - enojado me extendió su mano.

-Junsu déjanos solos con esta linda señorita - ignorándolo me di vuelta y seguí conversando con la joven.

-Yoochun ¡Vámonos! - insistió tomándome de la chaqueta.

-¡No quiero! - al gritarle tan brusco Junsu me miró fijamente y sin decir nada más se marchó del lugar. En aquel momento me di cuenta que estaba rompiendo mi promesa de portarme bien y no provocarle ningún problema.

Como un caballero me despedí de la chica, aunque a ella no le gustó que la dejara. Corrí como pude hacia la salida del local. Entre tropezones y choques con otras personas llegue finalmente a la puerta y ahí estaba Junsu tomando su celular seguramente para llamar a algún taxi.

-Junsu-ah perdóname-

-No digas nada y vayámonos-

Nunca había visto a Junsu tan enojado. Era toda mi culpa porque había roto mi compromiso y comprendía que no me dirigiera la palabra en todo el camino a mi hogar.

Aquella fue unas de las pocas cosas que recuerdo de aquella noche, en verdad creo me excedí bastante. La imagen de ella y el dolor de su partida hicieron que bebiera más de la cuenta para tratar tontamente de olvidarla.

Al despertar en la mañana Junsu dormía plácidamente a mi lado, lo más seguro es que se había quedado toda la noche cuidándome de las tontas cosas que puedo hacer. Hasta aquella vez nunca me había dado el tiempo para contemplar el rostro de Junsu por mucho tiempo y menos nunca me había dado cuenta cuan hermoso es. Su pureza es demostrada en cada centímetro de su piel blanca. Mientras dormía él hacia ruidos cuando respiraba profundamente, eran chistosos y parecía que estuviera ronroneando.

Tratando de no despertarlo me levanté de la cama y partí a tomar una ducha. Al salir del baño me encontré con Junsu, quien estaba sentado en el centro de la sala con los brazos cruzados.

-¡Yoochun debemos hablar!- exclamó apuntándome haciéndome sentir peor de lo que ya estaba.

-Susu si lo sé… - contesté agachando mi cabeza, sabía que mi comportamiento en la noche anterior no había sido el mejor- pero no me retes tanto - le di un puchero para que me perdonara de algún modo.

-¡Park Yoochun! sabes que fue lo peor, aquella mujer que estabas tratando de seducir, era una conocida ladrona ¿te imaginas después te saca todo tu dinero?-

-Oh Junsu de verdad lo siento gracias por haberme sacado de ahí -

Aquella noche, Junsu me salvo, si él no se hubiera dado cuenta quizás en qué condiciones yo hubiera despertado y donde. Sabía que me había puesto en peligro y también a Junsu. De modo de reponer lo ocurrido serví desayuno para ambos pero solo un gracias recibí por aquello. Junsu seguía enojado conmigo y yo debía hacer algo para remediarlo.

A la hora de almuerzo ya se le habia pasado un poco el enojo así que le propuse que diéramos una vuelta por la ciudad cual obviamente no negó. Él venía de vacaciones y yo debía llevarlo donde quisiera.

No le dije nuestro destino hasta cuando ya habíamos llegado al lugar. Era un parque acuático, que no era malo visitar en un día tan caluroso como aquel. Junsu, como todo un niño entusiasmado, quería recorrer todo el lugar y conocer todos los animales que podían haber, yo estaba agradecido que ya se le había pasado el enojo. Con los Peces, las focas, osos polares se volvió loco, los acariciaba y les hablaba muy emocionado, pero el que más le llamo la atención fue un delfín, que por coincidencia se llamaba Micky.

-¡Chunnie bañémonos con el delfín!- sugirió cuando ya se estaba quitando los zapatos para meterse a la piscina.

-Junsu mmm no quiero…-respondí desanimado.

-Pero Chunnie te aseguro que será divertido- me rogo juntando sus manos- ¡Por favor…!.

-Ya ok Su- caí en sus tiernas redes nuevamente.

Con solo meter un pie en la piscina, Junsu ya estaba empezando un guerra de agua en contra mía, cual respondí de igual forma lanzándole incluso mucha más agua. Junsu no tardó muchos minutos en jugar con Micky y ambos trataban de comunicarse entre ellos haciendo sus sonidos característicos. Junsu se sujetaba de la aleta de Micky y este lo llevaba por todos lados. Junsu insistía que yo también jugara con Micky pero yo me rehusaba, ya había cumplido con meterme a la piscina. Mientras yo estaba reposando en una esquina de la piscina, el delfín se me acercó un poco tímido y comenzó a chocar tiernamente su nariz con mi pierna.

-¡¿Ves Chunnie?! él también quiere jugar contigo - gritó Junsu del otro extremo de la piscina.

No me pude resistir a gesto del delfín y nació en mí que le acariciara su cabeza, metí mi cuerpo por completo en el agua y me sujete de su aleta. En segundos ya me estaba llevando por toda la piscina para finalmente detenerse al lado de Junsu.

-¿Ves Chunnie? él solo quería que jugáramos los tres juntos- exclamó Junsu mientras tomaba con ambas manos la cabeza del delfín y chocaba sus narices de la forma más tierna que podía existir.

Luego de aquello jugamos toda la tarde con nuestro nuevo amigo Micky. El sol, el agua, Junsu y Micky hicieron mi tarde inolvidable. Micky se puso muy triste al ver nos que íbamos pero le prometimos que volveríamos a visitarlo.

Dos semanas se hicieron cortas entre todas las cosas que hicimos. Trate de hacer que aquellas vacaciones fueran las mejores que haya vivido Junsu y de paso tratar de olvidar a Charly, quien aún solía aparecerse en mi mente. El penúltimo día en California había llegado y no teníamos nada planeado.

-Junsu-ah ¿Qué quieres hacer hoy día?-pregunté sin tener nada en mente.

-Mmm, déjame pensar…-Junsu miró hacia el cielo y solo sonrío.

-Tienes 3 segundos para responder 3…2…1 ¡tiempo!

-Quiero dar una caminata por cualquier parte-

La tarde estaba perfecta para una caminata, no hacía calor y la fresca brisa hacia que nuestros cabellos se revolotearan para todos lados. Vestidos sin mucho glamour y lo más normal comenzamos caminar por un parque rodeado de árboles y las hojas que se iban cayendo mostraban que el otoño luego llegaría.

-Junsu gracias por estar conmigo- dije de repente, cambiando por completo el tema de conversación que teníamos anteriormente.

-De nada Yoochun, para eso estamos los amigos. Tu sabes que siempre estaré cuando me necesites y que eres muy importante para mí-

-Y tú también para mí-dije mientras lo abrazaba por el hombro.

-Y aunque te enojes contigo, me odies y me digas las cosas más malas del mundo aun seguiré ahí para ti-siguió tomando mi mano que colgaba del su hombro.

-¿Y porque soportaras todo eso?-

-Porque soy así, perdonare a todo quien me haga daño y a cambio le daré más amor. Hay no razón porque odiarnos… -  

Los dichos de Junsu me hicieron pensar de otra la manera la vida. Su humildad y amistad cuando más lo necesitaba cambiaron algo en mí y ganas de sonreírle al mundo me sobraban. Tenía razón con todo lo que decía pero aun yo no podía comprender como podía ser siempre tan feliz y dar amor. No es que sea pesimista, pero era obvio que Junsu debía tener alguna pena que ocultaba mostrándose siempre feliz.  

Estuvimos prácticamente dos semanas enteras entre playas, restaurantes y canchas de football. No puedo negar que tuve unos maravillosos días y porque no decirlo, unas estupendas vacaciones con él. Él intentaba sacarme una sonrisa cada vez que mi rostro se entristecía al recordarla y por no estar con ella. Mi amistad con Junsu creció mucho más en dos semanas que en los más de 10 años que llevamos conociéndonos.  

Hasta ese momento nunca me había dado cuenta del peso de nuestra amistad. Nunca había considerado a Junsu como esencial en mi vida, pero ahora estaba siendo un pilar importante y él estaba siendo necesario para mi bienestar. La compañía de Junsu me hacía olvidar en gran parte mi sufrimiento y por una extraña razón ya estaba comenzando por olvidar a Charlotte.



Continuará.....

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