- In
Heaven
Por: Samma
Parejas: YooSu
Género: Romance, Drama,
Angst
Clasificación: N - 17
Extensión: One-shot
Resumen:
El
mundo se detiene cuando pierdes a un ser querido, pero… ¿Qué sucedería si el
destino te da una nueva oportunidad para hacer feliz a la persona que amas?
Idea: Inspirado en In Heaven MV JYJ
Era un día lluvioso y oscuro en
el cual el despertador sonó interrumpiendo mis sueños, y sin esperar a que
terminara de sonar, lo lance lejos como acostumbro a hacer cuando he tenido una
noche llena de pesadillas y donde él no ha estado para despertarme y consolarme
con sus suaves caricias. El fue mi dulce despertador por años, el era como un
niño que solía despertarme con un beso cálido y lleno de amor mientras
acariciaba delicadamente mi cabello, y no es que yo me haya comportado como un
bebe mimado toda la vida, sino que solamente con el yo era así y es que nadie
podía negarse a cualquier cariño que viniera de él.
Y así fue como se transformo en
mi razón de ser y en mi fuerza para empezar un nuevo día…
Aquella mañana era fría y sin
vida, como todas mis mañanas desde hace exactamente una semana en que un brutal
accidente arranco de mi vida a mi dulce amado y desde entonces, todos los días
eran iguales y me sumergía viviendo en tinieblas. Y esa mañana me encontraba mi
cama sin ánimos de iniciar un nuevo día porque la razón que más pesaba en mi
corazón era que él ya no estaba aquí, y si yo hubiese tenido elegir que hacer
desde el día que lo perdí, me quedaría en esa habitación para siempre ya que no
tenía motivo alguno para seguir viviendo.
La muerte de Junsu había sido
trágica ya que fue atropellado mientras perseguía a Harang quien corría desaforado
detrás de unos gatos. Junsu siempre lo protegió como si fuera de su propiedad, por
eso sin dudarlo, cruzó una gran avenida en
busca de mi mascota sin
notar que un auto venia a gran velocidad
falleciendo al instante, haciendo que mi vida también terminara ese día.
Y desde ese día nunca lo olvide. Mi mente y mis pensamientos me hacían
alucinar con su aroma, su risa y con sus caricias.
Además de su ausencia, en mi
corazón me pesaba mucho más el recordar
que el último tiempo que compartí con él,
las cosas no fueron buenas entre los dos. Nuestra relación había cambiado completamente de cómo
solía ser en los primeros años como novios. Ya no éramos los dos locos
enamorados que pasábamos unidos la mayor parte de la jornada o ya no nos
buscábamos con la sola excusa de compartir un rato a solas donde nadie pudiera
ver nuestro amor. Sabía que gran parte de la culpa de todo esto la tenía yo, ya
que no fui el mejor novio para él, enfadándome sin razón alguna, estúpida y constantemente
con Junsu, quien no era culpable de nada, era yo el idiota quien no sabía cómo controlar
mi estrés y separar las cosas personales con el trabajo. En pocas palabras,
todo esto hacia que el peso que llevaba en mi corazón fuera aun mayor al darme
cuenta que no había aprovechado de la mejor forma aquellos últimos momentos con
él.
Me levante ese día si animo
alguno, arrastrando mis piernas hacia la cocina. Mi desayuno ya no tenía la
misma dulzura que antes, era amargo, frio y sentía que ya no me alimentaba para
nada. Ya nada tenía su mismo sabor si no era preparado por él, ya que solo sus
manos le daban esa ternura especial a todas mis comidas.
Viaje al trabajo llegando en
menos de una hora al set y sin hablar con nadie espere mi turno para grabar mi
escena. Me consideraba un profesional en la actuación, debido a que
aunque estuviera muriendo
por dentro, yo era capaz hacer las más divertidas y chistosas escenas sin que
nadie notara mi sufrimiento.
Los días y las horas
se hacían largos e interminables para mí y parecía que en aquellos solo quería escapar de
la cruel realidad que me iba deteriorando por dentro rápidamente. En la tarde
llegue a mi casa, agotado físicamente por el trabajo y mentalmente por la
ausencia de él. Sentía que ya no podía más con esa presión en el pecho y la
angustia se había apoderado de mi rostro nuevamente. Cuando estaba rodeado de personas
trataba de disimular mi tristeza con sonrisas y tratando de entregar mi mejor
imagen, pero mis amigos sabían cómo realmente estaba por dentro; completamente
destruido ya que él era mi todo y sin él, yo no era nadie.
Al volver a el que era nuestro departamento,
mi amigo Jaejoong me estaba esperando y cada vez era común verlo porque me
visitaba para subirme el ánimo.
-Micky sé que estas mal, todos estamos mal…-
exclamó tratando de disimular su nudo en la garganta. Sabía que Jae trataba de
mostrar compostura en frente mío ya que debía verse bien para no hacerme decaer
más de lo que estaba.
-Si lo sé...-
-Hyung…yo sé que no te gusta hablar mucho de
esto, pero quería decirte que nosotros estamos para lo que necesites… -
-Jae…, yo… ni siquiera vi su rostro por última
vez, quisiera estar con él...- quebré en
llanto. Pensaba que ya nada tenía sentido sin él. Mis sueños y mis expectativas
junto a él, todo había muerto desde que él ya no estaba.
-Todos deseamos que él vuelva - acotó recordando
con melancolía a su tierno e infantil amigo.
-No estoy hablando de eso, quiero estar donde
él ahora esta y verlo por lo menos una vez más - nunca antes había pasado por
mi mente aquello. Ya nada tenía importancia en mí, él nunca iba a volver, eso
era claro, pero quizás estaba en mis manos el poder volver a reencontrarme con
él.
-Hyung no pienses esas cosas...- se lanzó
sobre mí para darme ese fraternal abrazo que tanto necesitaba. Durante toda la
tarde me hizo prometerle que yo no haría nada que fuera en contra de mi vida.
Me prometió que él estaría para mí siempre y que nunca permitiría que yo
declinara y me dejara llevar por mis locas ideas suicidas. Al final le prometí que no haría nada ya que
me convenció que Junsu no estaría muy feliz conmigo en el cielo si yo hiciera
ese tipo de cosas.
Al día siguiente yo seguía con
aquellos mismos pensamientos de querer escapar de este mundo. No podía negarlo,
pero le había prometido a Jaejoong y a Junsu
que nada haría contra mi vida, pero aun así no me levante para ir al a grabar
al set y tuve mi celular apagado durante
todo el día para no saber nada de nadie. En mi mente solo rodeaban recuerdos de
él y aunque tratara de pensar en otras cosas, era inútil ya que no lo podía
sacar ni un minuto de mi mente.
Al atardecer mágicamente algo
alumbró mi mente y por fin me di ánimos a mí mismo. Pensé que quizás un poco de
ejercicio sería lo mejor en ese momento para olvidar y liberarme de todo y casualmente
él solía animarse de aquella misma manera. Me preparé rápidamente y salí a
correr e incluso mis piernas se sentían raramente con energía. Al terminar mi
agotador trote me recosté sobre el pasto del parque que mas frecuentaba con
Junsu. Aquel parque vio nacer nuestro amor de apoco y fue testigo de nuestras peleas
y reencuentros, de nuestras lagrimas y de nuestros tímidos besos que intentábamos
ocultar. Mientras estaba tendido sobre el pasto miraba el cielo con nostalgia y
perdido entre recuerdos y sentimientos pues lo único que soñaba con encontrar entre
aquellas nubes y estrellas, era el rostro de mi ángel favorito, pero aquello no
ocurría aunque lo deseara desde el fondo de mi corazón. ¿Me estará mirando
desde allá arriba? ¿Me extrañara? ¿Me recordara? ¿Cómo será el cielo? Digo
cielo porque de seguro está ahí, como no, si él es el más hermoso ángel que ha
existido.
Sin encontrando respuestas a esas
preguntas, regresé a mi departamento y de camino a este sentí mucha sed por lo
cual entré a un supermercado a comprar algún refresco que me diera fuerzas para
llegar a mi hogar. Entré con las piernas casi sin fuerzas por el trote y sin mucha
demora, elegí una bebida al zar. Al llegar a la caja me di cuenta que la bebida
que había comprado era la favorita de Junsu y sonreí al ver que tan impregnado yo
estaba aun de él. Al sacar dinero de mi pantalón, me percaté de un pequeño e inocente
niño que estaba alrededor de la caja mirando una paleta y que por la expresión
de su rostro estaba muerto de ganas por probarla. Con un gesto amoroso, pague
la paleta del niño haciendo que en su rostro se dibujara una alegre sonrisa
infantil que hace mucho no apreciaba y antes de retirarme acaricie sus cabellos.
Al salir de la tienda avance unos
pocos pasos, me senté en unos asientos para reponer fuerzas y para nuevamente
esperar que el cielo me diera señales de mi ángel.
-Señor - apareció repentinamente el pequeño de
la tienda, comiendo la paleta que yo le había regalado - ¿Que es lo que más
quiere hacer antes de morir? –
-Emm… - me quede pensativo unos segundos
porque era raro que un niño de esa edad preguntara esas tipos de cosas e
inevitablemente al decirme eso mi mente viajó hacia los hermosos recuerdos de
él, de su sonrisa y de sus abrazos que aun los podía sentir en mis brazos - me
gustaría cuidar de alguien especial para mí…- dije casi en lagrimas, pero me
debía mostrar fuerte frente de el niño, así que trague toda esa pena y seguí
con melancolía - hubo muchas veces en que no lo pude hacer - recordé todas aquellas
situaciones en que había descuidado a Junsu y me sentí aun peor al ver que
pocas veces lo protegí como se debía o que no lo consolé como él se lo merecía -
Pequeño niño hablando de muerte… - y sin
terminar de preguntarle, el pequeño había desaparecido sin dejar rastro alguno.
Al poco rato volví a mi hogar
pensando en lo extraño que había sido hablar con ese niño y no entendía como había
desaparecido tan rápidamente, pero no le di más vueltas al asunto y trate de
pensar que solo era un niño travieso que debo escabullirse muy bien. Además de
estar agotado, por alguna extraña razón aquellos deseos de no existir, ya no se
encontraban en mi mente. Me sentía con vida y con ánimo de seguir adelante, él
ya no estaba ahí conmigo, pero de seguro me estaba cuidando desde donde estaba.
Cansado por el ejercicio me tumbe en mi cama y me dormí instantáneamente como
hace muchos días no ocurría.
Un nuevo día llegó y la alarma
sonó a la maldita misma hora de todos los días. Por varios minutos me quedé en
mi cama reusándome a despegarme de aquel mundo de sueños y sabanas para
comenzar una nueva rutina. Pero aun así, aunque tuviera todo el sueño del
mundo, el hambre hizo que me levantara inevitablemente, así que sin ánimos ni
fuerzas abrí el refrigerador y solo saque una botella de agua. Al cerrar la
puerta del refrigerador mire las fotos que estaban pegadas sobre él, que hace
unos días estaban olvidadas de mi mente pero no de mi corazón. Ver fotos de la
sonrisa de Junsu cada mañana me daba fuerzas para seguir el día, que aunque
fueran pequeñas me hacían seguir viviendo. En muchas de aquellas fotos estábamos
los dos juntos, abrazándonos, mirándonos fijamente, e incluso había una donde
yo estaba molestando a Junsu. Pero había una en especial donde los dos nos estábamos
besando, esta era pequeña y estaba pegada en un rincón del refrigerador de donde
casi era invisible. En ese momento me odie a mi mismo por ocultar tanto tiempo aquella
hermosa foto que escondía por miedo a confesar mi amor por Junsu.
De repente el timbre sonó, era
raro que alguien me visitase tan temprano en la mañana pero aun así camine
lentamente hacia la puerta mientras me abrigaba con un sweater pensando quien
podría ser mi extraña visita y entre mis primeras opciones estaba Jae, quien
suele aparecerse en mi casa en cualquier hora y sin ningún motivo. Aun somnoliento
abrí la puerta, levante mi cabeza lentamente y mis ojos se paralizaron ya que no
podía creer lo que estaba en frente mío ¡Era Junsu, mi amado estaba vivo y
radiante! En segundos quede paralizado ante la presencia de aquel delgado joven
que me sonreía como un niño pequeño desde la puerta. ¿Sera un sueño? me
preguntaba, aun no creyendo lo que veía. A ver mi cuerpo congelado y mis ojos
abiertos como nunca antes e impresionado por su presencia, Junsu hizo un
puchero y sin pedir permiso entró al departamento. Me gire anonadado para mirar
como Junsu caminaba normalmente rumbo a la mesa donde dejaba lo que traía
consigo y yo seguía sin poder pronunciar alguna palabra ante su fantasmal
presencia. Pero me armé de valor y avancé unos pasos para contemplarlo de pies
a cabeza y verificar si todo esto era real o era solo producto de mi
imaginación.
-¿Qué te ocurre? ¿Acaso viste un fantasma? -
preguntó de repente, lleno de vida como si nada raro estuviese ocurriendo mientras
dejaba unas bolsas sobre la mesa.
-Tu... - yo seguía en shock, no podía creer los
que mis ojos veían, no podía creer que volvía a ver ese rostro perfecto con
esas mejillas rosadas que tanto extrañaba. Intentaba decir algo más pero mi
corazón bombeaba tan fuerte que no me permitía hilar alguna oración más.
-Espera… - entrecerró sus ojos -¿Hay otra
persona aquí? - preguntó Junsu mirando sospechosamente para todos los lados,
aquello era como un juego que Junsu siempre me hacía para saber si yo le escondía
algo y como siempre terminó sonriendo al verme que yo estaba completamente solo.
Yo aun impactado, casi inmóvil voltee
mi tembloroso cuerpo hacia el refrigerador donde estaban pegadas las fotos de
él. Vi el calendario, lo tome con mi manos agitadas por la emoción y me di
cuenta que el tiempo había vuelto hacia atrás, siendo exactamente una semana antes
de la muerte de Junsu. Deje el calendario de golpe, mire con asombro a su Junsu
e ignorando todas mi duda sobre su regreso me tire a sus brazos, sintiendo su
olor que seguía siendo el mismo, su calidez que seguía intacta y su amor que
hizo que me volviera el alma al cuerpo. Junsu se
sorprendió por el inesperado abrazo y río al no entender lo que ocurría realmente.
Abrace tan fuerte el cuerpo de mi delgado novio como si no hubiera mañana,
sintiéndome agradecido y bendecido por el aquel hermoso milagro que había
ocurrido.
Al día siguiente ambos seguimos
con nuestras vidas normalmente, yo con mi drama que ya estaba por terminar las
grabaciones y Junsu de vacaciones, descansando luego de su último musical. No
hable nada de lo ocurrido con Junsu para no asustado o cualquier cosa, quizás
yo había sido el que me había vuelto loco y todo lo que había ocurrido en
aquella horrible semana había sido solo producto de mi imaginación. Ese día me
levante sonriente, como nunca, y antes de partir a mi trabajo tome un papel e
hice una lista de cosas que debía hacer con Junsu.
El destino me había enseñado que
debía amar y mimar a Junsu en todo momento, no en un futuro cuando quizás él ya
no esté o yo mismo no este.
-Baby te tengo un regalo - interrumpí su desayuno que comía con tanto
apetito.
-¡¿Qué es?! ¡¿Qué es?!- preguntó emocionado
saltando de su asiento.
-Tan apresurado que estas. Estuve pensando y
creo que por el éxito de tu musical yo te regalare algo - exclamé mientras
levantaba sus cejas, tratando de hacerlo pensar en algunas noches que pasamos
juntos.
-Emm…- Junsu se dio unos segundos para pensar
que podría ser - ¡Yoochun no seas tan pervertido!, ¡Sé lo que estas pensando! –
-No, No Baby no pienses mal - reí al ver que
mi plan resulto.
-Ya entonces... ¿Qué será? –
-Mi regalo se llama “La semana de Xiah”- exclamé
abriendo mis brazos hacia él.
-¿Ah? - entre su confusión arqueo una ceja.
-Sí, así se llama mi regalo. Te consentiré y
hare todo lo que quieras por una semana –
-¿Yoochun estás completamente seguro? ¿Te
imaginaste todas las cosas que puedo pedir antes de proponérmelo? - abrió sus
ojos ante mi sorpresa.
-Si, completamente seguro - asistí con la
cabeza.
-Mmm si es así déjame pensar…primero quiero me
lleves a comer a un restaurante elegante, como solías hacerlo antes - se dio
una pausa para pensar su siguiente deseo - y por
el momento también quiero que me acompañes a clases de salsa –
-Oh man…- exclamé arrepentido de no haber
puesto limites en sus regalos.
-No puedes decir que no, es ”La semana de
Xiah”- sonrío poniendo sus manos debajo de su cuello y descansando su mentón
sobre sus brazos estirados para hacer el clásico “Ángel Xiah”.
No quería
defraudarlo así que no seguí reclamando por sus deseos. Yo estaba ahí para
consentirlo en lo fuera y él había vuelto para alivianar mi sufrimiento y darme
una segunda oportunidad para amarlo con mucha más intensidad que antes.
Al día siguiente Junsu se
despertó muy temprano moviendo mi durmiente y perezoso cuerpo que no tenía
ninguna intención de levantarse.
-¡Chunnie levántate! ¡La clase empieza en
menos de una hora! -
-Mmm… - balbuce tratando de hacerme el
dormido.
-¡Chunnie! ¡Tú lo prometiste! - exclamó sacando
la ropa de la cama y lanzándose sobre mí con mucha fuerza con el motivo de
despertarme de golpe para luego mirarme haciendo pucheros y besándome como un
perrito tratando de persuadirme de que dejara la cama.
-Ok baby…- no me podía reusar a sus pucheros
ni a sus dulces besos, menos en aquel momento.
Junsu estaba totalmente emocionado,
como un niño en su primer día en la escuela. Siempre había querido aprender a
bailar aquel ritmo donde podía mover sus caderas locamente, pero nunca había
tenido el tiempo necesario para asistir a clases de salsa. Mientras íbamos a la
clase yo iba manejando amurrado y en silencio, obviamente no quería ir, pero
debía complacer a mi novio quien se moría por verme también mover mis caderas
al ritmo de los tambores, aun así eso sería muy difícil que ocurriera.
Llegamos a la sala, al parecer la
clase ya había empezado hace unos minutos y una vez más habíamos llegado tarde por mi
culpa.
-Ustedes dos, busquen una pareja y sigan a los
demás - gritó la profesora de salsa apuntándonos, una mujer morena con rulos y
curvas que la diferenciaban entre todas las demás coreanas que habían en la
sala.
De inmediato nos miramos uno al
otro, solo sobrábamos los dos y no había ninguna persona que quedara sin pareja.
Como era de esperar, Junsu tomó de mi mano y entre saltos infantiles me llevo hacia
el centro de la sala.
-Su… ¿Qué haces?-pregunté intentando soltarme
de su mano.
-Solo quedamos los dos, seremos una pareja - sonrío
infantilmente.
-¡Pero Junsu! -
-¡Dejen de perder tiempo y agarre a su pareja
de la cintura! - grito la profesora desde el fondo.
-¿Ves Yoochun? ¡Deja de perder el tiempo y
agárrame! - tomó bruscamente de mis manos y las posiciono en sus caderas.
Con timidez y con un poco de vergüenza
tome aquella angosta cintura con mis brazos. Me encantaba abrazar su cuerpo, pero en
aquella situación todo lo que hacía con mi baby hacia que me sonrojara por
completo ante una clase casi llena de mujeres. Junsu seguía al paso las
instrucciones de la clase, movía sus pies para un lado, luego para el otro y sus
caderas, y así seguía feliz el ritmo de danza, mientras que yo amurrado solo
daba unos pasos para adelante y atrás sin ningún ritmo.
-¡Usted parece que tiene las caderas pegadas!
muévalas como lo hace su compañero –
-¿Ves? Así Yoochun- exclamó Junsu moviendo su
pelvis en círculos, sintiéndose orgulloso de ser un rápido aprendiz.
-Baby no puedo y no quiero - le susurré con mi
rostro caído.
-Pero Chunnie…- armó el más dulce puchero con
sus labios, dándose por vencido.
Aquel puchero de Junsu me hizo
recordar lo mucho que extrañe aquellos gestos y que no supe apreciarlos cuando
estábamos juntos. Debía aprender la lección que me había enseñado la vida y
tratar de entregarme a Junsu al cien por ciento y aprovechar cada momento con
él, por eso olvidando todos mis temores,
comencé a imitar los pasos que hacia Junsu, aunque un poco torpe al principio.
-Chunnie ¡¿Ves que tu puedes?! ¡Sigue, sigue!-
ver su rostro lleno de felicidad al ver que yo estaba aprendiendo y disfrutando
de aquello, era lo único que me motivaba.
Al finalizar la clase parecía que
yo había perdido todo ese miedo y mis pasos de bailes ya no se veían tan
penosos como al principio.
Al día siguiente nos encontrábamos
en el supermercado y mi baby como siempre corría infantilmente con una sonrisa
en su rostro por los pasillos en busca de su comida favorita. En un momento
Junsu se me adelanto bastante y yo solo lo miraba desde atrás.
-¡Hola! - me gire al escuchar una voz fina y
familiar que me hablaba desde un costado.
-¡Oh! Tu... aquella vez - respondí impresionado de
ver al tierno niño que una noche le había comprado una paleta y que había
desaparecido instantáneamente sin dejar rastro. Ahora el pequeño niño se veía
aun más tierno ya que estaba vestido completamente de blanco.
-Verte feliz es lindo, tu novio parece feliz
también - contestó de una manera tan convincente que no es común en los niños y
siguió dirigiendo su mirada a Junsu quien se mostraba indeciso por cual fruta
comprar - por favor aprecia muy bien estos momentos…-
-¿Qué quieres decir con eso? - pregunté
completamente confundido por los dichos del pequeño.
-Aunque el tiempo haya vuelto atrás, el futuro
no cambiara, ¡No lo olvides! -
El mundo nuevamente se me cayó en
pedazos por lo que había dicho el extraño niño ¿Aquellos serian los últimos días
de mi Junsu? No podía, ni quería creerlo, quizás estaba con los días contados ¿Aquel
dulce regalo que me habían devuelto desde el pasado me lo arrebatarían
nuevamente de mis brazos? No quería y no dejaría que pasara eso nuevamente por
ningún motivo. Sin embrago las palabras “El futuro no cambiara” revotaban en mi cabeza volviéndome aun más
loco y pensando en encontrar alguna
manera para quedarme con él para siempre.
Un nuevo día llegó y durante toda
la jornada trate de no pensar mucho lo que había ocurrido en la noche y en
especial lo que me había dicho el niño. Tenía que seguir con mi plan como
siempre y la semana del Xiah debía continuar.
-Baby ¿Como estas? –
-Bien un
poco ocupado bañando a Leo - en el fondo se escuchaba el aullido del gato
que de seguro se negaba a darse un baño.
-¿Te molestaría un poco si te digo que quiero
que estés en una hora en el restaurant Taipan? - pregunte todo seductor para
que obviamente cayera en mis redes y no negara mi propuesta.
-Pero Chunnie…-
-Espero verte tan hermoso como siempre, además
no puedes negarte es la semana del Xiah - reí.
-Ok, Chunnie nos vemos allá -
Como ya estábamos terminando de
grabar el nuevo drama, demore mucho más de lo que había planeado y me tarde un
poco en llegar. Mientras manejaba apresurado hacia el lugar, me imaginaba esos
encantadores pucheros de Junsu que amo y que de seguro debía estarlos haciendo ya
que obviamente iba a estar sentado solo y aburrido en alguna mesa. Cuando por
fin llegue al restaurant corrí desesperado por las escaleras en busca del
rostro más hermoso del lugar. Cuando llegue a la puerta del restaurant me
encontraba deseoso por solo querer verlo, pero me tranquilice y sonreí al verlo
sereno y sentado en una mesa al fondo. Por su carita se notaba aburrido pero al
parecer ya habia encontrado una manera de matar el tiempo ya que estaba
haciendo figuritas de animales con las servilletas.
-Su…, parece que llegaste puntual, te ves
hermoso - exclamé mientras me faltaba el aire viendo lo perfecto que lucía.
-Yoochun...- entre pucheros contestó - no es
divertido que yo deba esperarte siempre, cada vez que salimos… -
-Disculpa Su, tu sabes todas las cosas que
debo hacer, prometo que nunca más volveré a dejar a mi baby esperando tanto
rato ¿Bueno?-
Después de unos cuantos mimos y
pucheros de parte mía hacia él, su rostro cambió y me perdonó por la demora. Mientras
nuestra maravillosa y romántica cena transcurría de lo más normal, yo me sentía un poco nervioso pero esta vez era porque
mi siguiente regalo estaba tardando mucho en llegar. Junsu comía
agradecido por la comida, pero yo estaba agradecido de tan solo estar con él, de
sentir su dulce y cálido aroma, de solo saber que está nuevamente en mi vida y
que eso significaba una nueva oportunidad para ambos. Nos entregáramos todo el amor que podía
existir entre los dos y con solo ver que
sus ojitos brillaban ante cualquier palabra que le decía pude darme cuenta que
él me amaba tan locamente como yo a él.
Antes que nuestra cena terminara
de repente y sin aviso, unos tambores comenzaron a sonar a lo lejos. Al solo
escuchar ese sonido Junsu movió su rostro y abrió sus ojos queriendo saber de
dónde provenía aquella música que le pedía mover su cuerpo. En instantes de
haber empezado a sonar los tambores tropicales, la puerta principal se abrió de
golpe dejando entrar una banda de salsa y bailarines extravagantes salieron entre
cantos por las puertas de los lados. Ya había llegado mi sorpresa que tanto
espere y sabía que a él le iba fascinar. Tomando un poco de aire y un poco de
valentía, me levante y verifique si mi traje estaba perfecto y dije.
-Baby ¿Quieres bailar conmigo? - le pregunte
estirando mi mano en frente suyo.
No alcance a terminar mi frase
cuando él ya me tenía corriendo tomado de mi mano hacia el centro del lugar. Con
la confianza de ser su novio, tome su cintura y trate de dar lo mejor y aplicar
todo lo aprendido en aquella clase de salsa. Aunque yo hacia mi mejor esfuerzo
moviendo mis caderas, no había duda que no hay alguien haciéndolo mejor que él.
Mientras él bailaba, todos lo alababan en el lugar y aplaudían con cada canción
que bailábamos juntos.
Lo deje unos instantes bailando
solo para que se siguiera luciendo y saque aquel papel escondido en mi chaqueta
donde hace unos días había escrito la lista de cosas que tenía que hacer con
Junsu lo antes posible. En mi lista de cosas que debía hacer con él, solo había
escrito “Hacer feliz a Junsu”, leí aquello nuevamente, levante aquella sonrisa
que se dibujo en mis labios y mire a mi
novio radiante que estaba disfrutando de cada momento siendo el centro de
atención de la fiesta. Una pequeña lagrima salió de mi al darme cuenta que
había cumplido con lo que me había propuesto. Al terminar la velada Junsu quedo
totalmente exhausto por tantos bailes y de vuelta a nuestro hogar me agradeció
a su modo, con tiernos besitos y abrazos que yo deseaba que fueran eternos.
Al día siguiente tuve que
levantarme temprano y dejarlo durmiendo solo en mi hogar. Ese día debía grabar
las escenas del último capítulo del drama por lo cual era imposible que me
ausentara y no podía defraudar a mis compañeros y mis superiores. Cuando entre
a escena y transformándome completamente, intente olvidar todo lo que ocurría
con mi vida personal y trate enfocarme plenamente en mi personaje. Casi
llegando la tarde por fin tuve tiempo libre para tomar aire y fue cuando revise
mi celular. Tenía más de 20 llamadas perdidas de él y un mensaje.
“Harang se veía estresado y ansioso así que
lo voy a sacar a pasear, espero que no te moleste. Te amo Junsu”.
Inmediatamente a mi mente vino la
imagen de aquel niño y recordé que aquel día había sido el fallecimiento de
Junsu. Había olvidado por completo aquel diminuto pero importante detalle por
todo el estrés del drama. No podía quedarme sin hacer nada y no quería que aquella
frase “El futuro no cambiara” se cumpliera.
Dejando todo botado y sin impórtame
nada, salí corriendo desesperado del set, tome y partí a gran velocidad hacia
aquel parque donde de seguro él se encontraría. Aquello que me predijo el
pequeño podía ser verdad y yo de ningún modo permitiría que ocurriera. Temblaba
mientras manejaba y con cada semáforo en rojo hacia que me inquietara aun mas.
Todo ese camino se me hizo una
eternidad y sufría con cada minuto que pasaba sin estar con Junsu. Cuando por
fin llegue a aquel parque donde fue el accidente de Junsu y donde él de seguro
estaría, perdí mi vista en cada persona
que paseaba algún perro buscándolo, pero aun así no lo encontraba en ese montón
de gente. Pasaron los minutos y más nervioso estaba yo ya que su celular no
respondía y ninguno de nuestros amigos sabían algo sobre su paradero. Cuando de
repente a lo lejos vi la escultural figura de un joven paseando un perro, se
parecía a Junsu y de seguro debía ser él. Sin dudarlo ni por un segundos me
apresure y apreté el acelerador a fondo, ya que quería llegar lo más rápido donde se encontraba aquel joven pero para mi
desgracia no era Junsu. Me decepcione de mí mismo al confundir su cuerpo pero
no podía seguir perdiendo tiempo, pues debía encontrarlo lo antes posible, por
lo tanto partí en mi auto rápidamente con el corazón latiendo a mil y a los pocos
metros repentinamente se cruzaron 3 gatos y un perro en frente mío corriendo
salvajemente y en una maniobra para esquivarlos perdí el control del auto y el cuerpo
de un delgado joven chocó contra el parabrisas de mi auto. Frene con todas mis
fuerzas y mi auto se arrastró unos metros dejando las ruedas marcadas en el
cemento del suelo. Muerto de miedo mire fijamente hacia adelante y me di cuenta
que aquel delgado joven que voló y luego cayó en el suelo, era Junsu.
En aquel preciso momento mi
corazón se partió en dos al ver a mi Junsu envuelto en sangre y botado a metros
en frente mío. Mi cuerpo entero se paralizó y se congeló por unos instantes
para luego comenzar a gritar de desesperación en mi asiento. No tenía fuerzas
para acercarme a él y a los segundos en un lapso de rabia reboté mi cabeza
brutalmente contra el manubrio.
-¡Junsu! ¡No! - gritaba desgarrándome de amor
ya que no podía creer que había matado al amor de mi vida - ¡Junsu!-
-¿Chunnie que te ocurre? - sentí unos
golpecitos en mis hombros - Chunnie tranquilo, estoy aquí contigo-
-¡Junsu! ¿Ah? ¡¿Estás vivo?! - grité desaforado
y de golpe desperté de mi más horrible pesadilla.
-¡¿Yoochun que te ocurre?! ¡¿Por qué dices
eso?! - preguntó Junsu sin entender para nada mi serie de preguntas extrañas.
-Pero… - y sin darle más vueltas al asusto me
lance a sus brazos tratando de buscar su amor y su consuelo.
-Yoochun debiste tener nuevamente una
pesadilla, pero tranquilízate ya estoy aquí contigo y nunca te he dejado solo -
decía mientras me daba golpecitos en mi espalda tranquilizándome como siempre
lo hace.
-Baby perdóname…, desde hoy prometo ser el
mejor novio que puedas encontrar. Prometo comprenderte mucho más y consentirte
en todo lo que quieras, por que se que debo amarte ahora, ahora que te tengo al
lado mío. Te amo - y diciendo esto tome su soñoliento y sorprendido rostro,
Junsu no entendía que ocurría. Sin mucha demora deslice mis dedos sobre sus
dulces y cálidos labios, los sentía latir, vivos y reales. Sentía como su aroma
entraba por mis narices revoloteando mi corazón que ya está flechado por Junsu.
-Yoochun, tu eres el hombre más perfecto que
puede existir. Al igual que tú, prometo estar siempre a tu lado y ser tu ángel
guardián que cuide tus sueños… -
Todo aquello había sido una
horrible pesadilla de la cual mi héroe me había despertado. Mire fijamente sus
ojos llenos de amor y pose mis labios sobre los suyos que respondieron de
inmediato dándome toda suavidad que deseaba y necesitaba. Sentía que sus rosados labios me habían devuelto la vida que por mucho tiempo pensé que estaba ya muerta y entre roce y caricias me despeje unos segundos para decirle.
-Gracias por enseñarme a amar, eres el más
hermoso regalo que jamás he tenido, prometo que te protegeré y te amare por
toda la eternidad…. –
FIN.
Ohhh pense que seria Junsu el que recordara a yoochun pero fue todo al reves. Me gusto mucho y menos mal que quedaron juntos.
ResponderEliminarOh por Dios!! Casi se me sale el alma del cuerpo!!! Muy Hermoso! ♥ al final pudieron compartir el amor ♥♥ Gracias por compartirlo!!
ResponderEliminarIHHHHHHHH ;;;;;
ResponderEliminarYoochun casi me mata del susto con su peadilla al final. adkjakdasd o cotaba con que la segunda vez él sería el responsable de la muerte de Junsu y debo decir que eso de "envuelto en sangre" fue demasiado triste. Me dolió toda mi humanidad ;;;
Pero me alegra que solo haya sido un sueño malo. Y que Chunnie aprecie las cossas buenas que tiene con Su. A veces se reprime demasiado (??????) no sé (????) digo yo, por sus fics (??????) hahahah
Yoochun el reprimido, menos mal que atinaste a ser merecedor de Xiah <3 ;;
Yo ya estaba llorando creí que el bambú si había muerto. Una pesadilla!!! Una horrible pesadilla!!!!
ResponderEliminarMe fascino eres una gran escritora, espero este blog nunca cierre.